En anteriores post (1 y 2) tratamos la Ley de la atracción, escudriñando los obstáculos que encontramos en su aplicación práctica, para darnos cuenta de qué manera interferimos en la manifestación de nuestros deseos, cuando no incluimos el desapego en el proceso. Al final, todos ellos apuntan a la conveniencia de aprender a Vivir desde el Ser, que todos en mayor o menor nivel hemos podido experimentar a lo largo de nuestra vida.

Por otra parte, quisiera profundizar más acerca de las corrientes que parecen dejarnos el mensaje de -no desear-, como el budismo o el minimalismo respectivamente.

El budismo nos dice, “Libérate de la necesidad de tener más”. También, otros movimientos como el minimalismo apelan a reducir nuestras posesiones a lo esencial. Sobre el minimalismo hay un gran número de creencias en forma de generalizaciones, que tergiversan su mensaje, como que para ser minimalista debemos prescindir de la televisión o el coche.

Como ya hemos comentado en el post anterior, es necesario ir más allá del lenguaje, y pasar aquello que escuchamos por el filtro de nuestra propia sabiduría, ya que las mismas palabras pueden significar cosas muy distintas para unos y otros, así como distintas palabras pueden significar lo mismo.

Dicho lo anterior, no desear puede ser apropiado en un momento dado, para mejorar nuestro estado vibratorio, nuestro bienestar, en especial cuando sentimos apego en el mundo de las formas; apego por tener más, por sentirnos superiores, por llevar razón, por ver un resultado etc… En estos casos, cuando sentimos el apego, liberarnos de toda necesidad, nos ayuda a escalar en nuestro bienestar emocional. En mi opinión todo depende desde dónde surge el deseo. Si es desde el Ego, para cual aplica lo dicho, o por el contrario es un anhelo del alma.

Lo que aprendemos con esto es que debemos tener ojo y prestar atención cuando un deseo se vuelve necesidad. En estos casos, liberarse de la necesidad es equivalente a aceptar igualmente que igual que podemos conseguir lo que deseamos también estoy dispuesto a perderlo. Entonces llega un momento en que consigo estar en paz con el deseo,  la necesidad de desear se esfuma, y ya podemos seguir avanzando en el estado vibratorio para invocar, a través de la Ley de la atracción, más bienestar y la manifestación de aquello que deseamos.

Una vez más, el apego es aferrarse a un determinado resultado, es pretender controlar la Vida; es exigir que las cosas sean como uno quiere, y no lo que se corresponde con el Universo. Y esta necesidad surge porque actuamos desde nuestro ego, que se aferra a la forma para buscar su propio plan de salvación. Siempre que nos aferramos a una estrategia para salvaguardar nuestro bienestar estamos en el ego. Incluso después de ver cómo no desear mejoró nuestro bienestar, el ego podría hacernos creer que siempre que no desee podré aliviar el malestar. Entonces:

¿Por qué cuando me siento en Paz y no tengo necesidad de desear, es cuando parezco estar en mejor posición de desear?

Parece un tremendo enredo que la forma efectiva de desear, es no sentir la necesidad de desear, pero que a la vez esa sea la forma más efectiva de atraer nuestros deseos, es decir, el desapego al resultado. Pero así es el Universo, y la Ley del desapego también nos es fácil cumplirla cuando estamos Viviendo el Ser. Nuestro bienestar está por encima de que el mundo de las formas nos gobiernen, ya sean las noticias, la política, nuestra torpeza o el mal humor de otra persona.

Cuando no nos regimos por la lógica del Ego, y confiamos en algo que está más allá de nosotros mismos, es posible cultivar cada vez más nuestra ecuanimidad interna, con independencia de lo externo.

En cada instante de nuestra Vida podemos y debemos elegir la Paz interior. Así es como empezamos a fluir, somos más capaces de dirigir nuestra experiencia como realmente queremos y abordamos con les mejores garantías la fase de “Recepción” que nos indicaba “El Secreto”. Así es como surge la verdadera libertad y entramos a Vivir en abundancia.

Cuando hablamos de confianza en nosotros mismos, conviene también hacer matizaciones, para aclarar el Verdadero significado desde la perspectiva del Ser. En realidad, no es la confianza en nosotros mismos. Esto es confiar en el ego. En realidad, cuando hablamos de confiar en uno mismo, desde la perspectiva del Ser, se trata más bien de confiar en la idea de que somos merecedores de la corriente de bienestar que el Universo nos provee. Aquí reside una de las premisas principales para Vivir desde el Ser, creer que la Vida y el Universo está al cien por ciento de nuestro lado.

Aprendimos a desenvolvernos en la vida a través del pensamiento del Ego, y es desde el único pensamiento que conocemos, en unión con lo que sentimos, que podemos restituir la Paz viviendo desde nuestro Ser.

«No soy mis pensamientos, pero los uso para encontrar la Paz dentro de mí, y cuando menos sentido encuentro, más acepto el misterio que nos envuelve.»