En este post, se establece la base para vivir desde el Ser en lugar de vivir desde el ego.

Hoy día, de la misma forma que se llegó a creer que la Tierra era plana, en general creemos que no existe otra forma de vivir más que la del ego. Apuntamos a las actitudes como buenas o malas, y en base a esa creencia, ajustamos nuestra manera de reaccionar, sin que se produzcan internamente los procesos necesarios para integrar debidamente las emociones. Terminamos en muchas ocasiones por cambiar para que nos amen, reprimiendo nuestras emociones, y olvidándonos de nosotros mismos.

Solemos vivir en un mundo mental con un concepto equivocado de lo que somos y la vida misma. Vivimos desde la perspectiva del Ego, como ya hemos comentado en otros posts, tal y cómo apunta el mundo de las formas que hemos creado.

Todos encontramos una contradicción cuando utilizamos la guía de las aprendidas buenas y las malas acciones. Si no hago lo correcto o lo que se espera de mí no me querrán, pero si lo hago, siento que tampoco tendré paz porque de alguna soy yo quien me hago daño.

El cambio transformador y como debemos funcionar es dejando de pensar tanto la Vida, dejando el juicio de lo bueno y lo malo, y fluir más desde la experiencia de simplemente Vivir.

Para salir de la inseguridad, la duda, la parálisis por el análisis y actuar con seguridad, debemos empezar por la base de lo que somos. Es decir, Ser es lo primero, con todas nuestras dimensiones, tal y cómo se muestra en este gráfico:

Dimensiones del ser para entender la forma de vivir desde el ego

Somos cuerpo, mente, espíritu y emociones, y lo que suele suceder es que sólo consideramos real aquello que percibimos con nuestro sentidos, y por ende, ignoramos la parte intagible de nosotros, ignoramos nuestro interior dónde resido nuestro Espíritu.

Cuando conseguimos Vivir desde la conexión con el Espíritu, la fuente de Energía que nos creó fluye hacia a nosotros y a través de nosotros, igual que sucede en la naturaleza y a los niños en sus primeros años de vida. Ahí es cuando se recupera la Autenticidad, la creatividad, fluimos, y cuando comprobamos que desde esa forma de Vivir surgen las acciones impecables, se genera la confianza y la seguridad, que constituyen las bases del Amor. Es cuando comenzamos a Ser, siendo nosotros mismos, sin la interferencia de la mente.

Si bien creemos que evolucionamos a lo largo de la vida con la experiencia, desgraciadamente no es así. Creemos que sabemos, y hemos inventado un mundo que cada vez se aleja más de la realidad de los que somos.

Cada uno de nosotros en un ejercicio ilusorio, establece teorizaciones, modelos y simplificaciones de la realidad, motivados por encontrar nuestra propia salvación del mundo.

El enfoque desde la mente no funciona porque la percepción está condicionada por las experiencias, dejando de lado lo que sucede en el instante presente, que es dónde sucede lo que es real y donde encontramos la capacidad de respuesta desde nuestro Ser íntegro.

A través del mundo mental olvidamos nuestro mundo interior, dónde reside nuestro Espíritu, y que completa los ingredientes para actuar con responsabilidad en cada instante, en un mundo que se rige a través de la Ley del cambio y la confianza en que este nos da las respuestas en cada momento.

La vida no puede controlarse, pero la mente nos dice que sí, y creer esto, es creer que la vida está hecha para ser controlada y que nos tenemos que defender de la misma usando el intelecto. Vamos en busca del amor, como si la felicidad fuera una meta inalcanzable, cuando el amor es la energía que opera en el aquí y en el ahora, al abrirnos a la experiencia de la vida en plena presencia.

Venimos condicionados por una cultura genética hacia sistemas de pensamiento del Ego. Creemos que la realidad nos viene condicionada por el mundo externo, que la vida se nos es dada, pero es que vivimos tan inmersos en esa forma de vivir, que no estamos preparados para aceptar que la realidad que percibimos depende del sujeto que la percibe, y que por tanto, seamos los creadores de nuestra realidad porque en última instancia, la vida es interpretación.

Tenemos tan arraigada la idea de que lo único real es el mundo externo que desde esa posición no nos consideramos como creadores de nuestra la realidad, valga la redundancia, y de esa manera no aprovechamos nuestra divinidad ni la libertad de Ser lo que queremos Ser. En el siguiente gráfico se trata de impactar al respecto:

mundo interior y mundo exterior es realidad presente para entender la forma de vivir desde el ego

Tanto si eres creyente como si no, las enseñanzas desde fuentes de sabidurías pueden ayudar a aceptar las ideas interiores